06.20 — Open Air Culture
El placer de vivir en contacto con la naturaleza durante todo el año, disfrutando de su belleza, de un ambiente confortable, protegido y altamente funcional.
Los jardines de invierno siempre han sido uno de los espacios más sugerentes de la casa: utilizados como salón en el límite entre el interior y el exterior, o también como estudio o solárium, saben cómo llevar dentro de cada edificio el bienestar único de la vida al aire libre. Gracias a tecnologías avanzadas y a un diseño refinado, las estructuras para exterior han elevado el concepto de wintergarten, convirtiéndolo en un ambiente elegante, dinámico y adaptable a los diferentes contextos arquitectónicos.
El jardín de invierno representa en sí una extensión de la casa hacia el exterior: es un espacio que abraza la naturaleza que lo rodea, un lugar de encuentro entre los entornos domésticos y el escenario que los rodea.
Normalmente se realiza con características constructivas propias y diferentes a los materiales y las composiciones de la estancia de la casa original, ya que por lo general se trata de espacios añadidos con posterioridad. La característica distintiva de estos volúmenes adicionales son seguramente sus grandes superficies acristaladas, elemento que analizaremos con más detalle en el siguiente párrafo.
La historia de los jardines de invierno se remonta a la Inglaterra de finales del siglo XVIII como una extensión de la propia estancia hacia el jardín: algo así como un salón-invernadero, en el que poder seguir cultivando plantas durante la estación fría.
El jardín de invierno se difunde rápidamente por toda Europa y se transforma con los años en un elemento arquitectónico importante: un espacio «complementario» para acoger momentos de convivencia o relax como salas de lectura, pequeños salones, porches, comedores o lugares de ocio.
Un espacio de evasión, por lo que debe ser diseñado poniendo atención tanto a los detalles técnicos como a los estéticos. A continuación sugerimos algunos consejos sobre aspectos a tener en cuenta en la valoración inicial:
Para su colección de pérgolas, Pratic ha diseñado los cierres perimetrales especiales Slide Glass: un cerramiento al uso que garantiza una excelente capacidad de aislamiento térmico, con todo el encanto de una pared totalmente transparente. Realizadas en vidrio templado de seguridad con un grosor de 10 o 12 milímetros, estas ventanas especiales de diseño minimalista permiten mantener la temperatura deseada en el interior, haciéndolas ideales para su uso en invierno o en caso de mal tiempo.
A través de un sistema de raíles que se oculta a la perfección dentro de la estructura, las Slide Glass se pueden deslizar hasta superponerse entre ellas, para abrir las paredes de la pérgola. Pero no faltan las soluciones fijas, Fix Glass, dotadas de un elegante perfil de aluminio y que combinan con las Door Glass: puertas de vidrio templado que, sin perfiles perimetrales, se pueden configurar al gusto con puerta única o doble e incluso sin panel fijo. La colección Serie Glass de Pratic ha sido sometida a la certificación CE, superando las pruebas de impermeabilidad al aire, al agua y al viento del Istituto Giordano, institución de referencia en la prueba de Producto y Diseño.
¿Cómo hacer que estos espacios sean aún más modernos e innovadores? Las pérgolas bioclimáticas aportan al diseño evolucionado de los jardines de invierno un estilo moderno, transformándolos en estancias fluidas y multifuncionales que rediseñan las reglas de la vivienda. La tecnología bioclimática de Pratic permite elegir entre una cubierta con láminas orientables o con láminas retráctiles.
Las primeras se caracterizan por las láminas orientables que al girar crean las condiciones de confort deseado: el movimiento es automático y silencioso y solo se necesita un instante para levantar o plegar las láminas y disfrutar de una manera totalmente natural de los elementos externos como la luz o el viento.
Diferente es la opción de la cubierta con láminas parasoles retráctiles en un espacio reducido, para disfrutar de una mayor visión abierta al cielo. El movimiento de las láminas garantiza las mejores condiciones climáticas, porque permite regular de forma natural la temperatura a través de la modulación de la luz y la circulación del aire. En caso de lluvia, en cambio, la protección es total. Las láminas se cierran herméticamente y el agua de lluvia se canaliza en canalones perimetrales integrados en la estructura. La aplicación de la tecnología domótica permite además gestionar el movimiento de la cubierta a través de un mando a distancia o una aplicación móvil. Unos sensores especiales de luz, viento y lluvia determinan la apertura y cierre automatizados.
Realizar un jardín de invierno mediante una estructura bioclimática permite tener a disposición más opciones de decoración: desde la iluminación a la privacidad, son muchas las opciones que hacen único cada proyecto:
Para completar nuestro artículo, queremos inspiraros con algunas imágenes y fotografías de jardines de invierno que representan a la perfección la prolongación de la zona de estar hacia el exterior. Ambientes aireados, vistas panorámicas, para vivir el día a día entre el interior y el exterior.