06.20 — Open Air Culture
Por naturaleza, al cerebro humano siempre le han gustado las pérgolas
Porque es una arquitectura capaz de encontrar el equilibrio perfecto entre las necesidades de los hemisferios derecho e izquierdo del cerebro, combinando apertura y protección, visión focal y panorámica, geometría de los espacios y capacidad de moverse en libertad. Condiciones dictadas por los procesos evolutivos y de supervivencia, que hoy se traducen en una sensación natural de bienestar al disfrutar de los espacios al aire libre.
Esto se deduce del tercer estudio neurocientífico de Pratic, que contiene importantes novedades para el mundo del diseño de los espacios habitables y para los amantes de la vida al aire libre. La pausa forzada de estos meses solo ha retrasado los resultados de “Design for Wellbeing – Semiosi delle forme”, el estudio nacido de la dilatada colaboración entre Pratic y Stefano Calabrese, narratólogo de la Universidad IULM de Milán, y Denitza Nedkova, neuroestetóloga de la Universidad de Módena y Reggio Emilia.
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Design for Wellbeing
Las funciones del hemisferio derecho y del hemisferio izquierdo, también en el ámbito arquitectónico
El estudio «Design for Wellbeing» ha querido comprobar, dentro del ámbito arquitectónico, las diferentes funciones que el cerebro humano activa en el hemisferio derecho, que controla la parte izquierda del cuerpo, y en el hemisferio izquierdo, que dirige la parte derecha del cuerpo, según las reglas de complementariedad y especialización, pero también de constante competencia entre uno y otro.
Un descubrimiento que se remonta al siglo XIX y que debemos a Paul Broca, que identificó en la parte izquierda del cerebro las áreas destinadas al uso del lenguaje verbal, pero de las que hoy sabemos mucho más: el hemisferio izquierdo se ocupa de la comunicación, clasificación y resolución de problemas; el derecho de las emociones, sobre todo de las negativas como el miedo y la rabia, de la orientación visoespacial y de la creatividad. Si la historia occidental demuestra una sustancial prevalencia del hemisferio izquierdo (tecnología, cálculo económico, funcionalidad), hoy son muchos los que sostienen la necesidad de volver a evaluar el hemisferio derecho, que en el ámbito arquitectónico significa diseñar cualquier cosa en relación con el contexto ambiental, orientar el diseño no solo a la funcionalidad sino a la belleza, al contacto emocional, al bienestar.
El estudio llevado a cabo por el grupo de investigación durante 2019 ha revelado que las estructuras al aire libre son, curiosamente, capaces de determinar la cooperación entre los dos hemisferios cerebrales. Un equilibrio perfecto que las pérgolas realizan con naturaleza, sobre todo cuando son fruto de un diseño evolucionado que hace uso de tecnologías avanzadas, directrices estéticas innovadoras y estudios neurocientíficos como el promovido por Pratic.
Por una parte, las pérgolas potencian el hemisferio derecho, ya que permiten un dominio visoespacial perfecto del entorno, cuya lectura es horizontal, sintética, emocional. Por otra parte, las pérgolas satisfacen al hemisferio izquierdo, generando una sensación de inclusión protectora gracias a los espacios abiertos, que permiten libremente entrar y salir sin obstáculos. Diseño y arquitectura responden así a las necesidades elementales del cerebro humano, que desde tiempos remotos ha fijado algunas acciones: ver a lo lejos y poder moverse para acercarse o alejarse en relación a las presas y depredadores.
No cabe duda de que las evidencias científicas presentadas en «Design for Wellbeing» cambiarán el futuro de la arquitectura y del diseño, a través de proyectos capaces de integrar las necesidades de ambas partes de nuestro cerebro en un matrimonio perfecto, lo que hoy en día ya representa una de las estructuras más espontáneas y arcaicas: la pérgola, que supone una transición armoniosa entre el interior y el exterior y mantiene el equilibrio entre el hemisferio derecho, amante de las visiones de amplio rango, del placer estético, del contacto emocional con la naturaleza, y del hemisferio izquierdo, al que le gusta alimentarse de funcionalidad, tecnología, seguridad y protección. Especialmente si la estructura exterior tiene una cubierta móvil y el individuo se hace casi indistinguible en el hábitat en que se encuentra.
Edi Orioli, vicepresidente de Pratic
“La tercera edición de este ambicioso y estimulante proyecto editorial también nos ha permitido descubrir cómo la vida al aire libre y, por tanto, nuestras propias colecciones representan mucho más de lo que parecen. Si nuestros productos son así de demandados y admirados, quizá se deba a las cualidades escondidas que estamos descubriendo gracias a la colaboración con un equipo de docentes universitarios. Conocer estos aspectos nos permite realizar productos que conjugan la belleza con las preferencias de las cuales el hombre tiene hoy un conocimiento sin precedentes en la historia”.
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